
A ella le gustaban sus ojos miel encendidos,
a él la imperfección de sus lunares bien puestos.
Ella se columpiaba en su pelo espeso de caracoles,
él memorizaba la curva de su nariz respingona.
Ella alucinaba con su imagen de leyenda sahariana,
y lo hacía estremecer con su acento clandestino.
A ella le impresionaba su laicismo resuelto y de batalla.
A él le intrigaba la ruta irregular que seguía ella.
Él se fascinaba con el color de sus pieles,
arenas de dos desiertos, aceitunas de dos olivos.
Mismo sol abrasador hasta los huesos,
misma infancia en tierra seca y piedras ardiendo.
Ella punteaba sus historias de libertad y pasión.
Él insistía en sus ideales paralelos,
ella prefería sus diferencias extremas
Pero no simulaban nada, no eran falsa amalgama.
Él venía del continente vecino, frontera con el mar,
ella del otro lado del océano, frontera con un muro.
Eran de Norte con identidad de Sur,
o de Sur con ambiciones norteñas.
Llegaron al puerto mediterráneo con bendiciones y sellos.
Casa de inmigrantes, donde sacudir el miedo
Para él, la anhelada puerta de Europa,
para ella, el paso al misterio de Africa.
Ya me contarás….
Si te contaré, pero que cosa?
Vaya que te has ido lejos de donde andabas en agosto 2015. Muy bueno lo que escribiste sobre Marsella y también la forma en que la capturaste en tus imágenes. Tienes muy buen ojo
Hola Carlos! Gracias por tu cometario. Si he cambiado un poco las coordenadas en el último año y tengo pendientes varias publicaciones de los últimos meses. Seguimos leyendonos! Saludos!
Reblogueó esto en Vagonazo.
Un relato fascinante con unas fotos estupenda. Todo en su justo lugar.
Gracias! Hay que ver esta ciudad! 😉
Reblogueó esto en Zenaida Wheelsy comentado:
Encuentros continentales